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Historia de nuestra vida: Mercedes Peña Bea

Historia de nuestra vida: Mercedes Peña Bea

31 de 07 de 2015

Queremos despedirnos de este mes de julio de la mejor manera que podemos hacerlo, con una nueva entrevista de la sección que inauguramos hace dos…

Queremos despedirnos de este mes de julio de la mejor manera que podemos hacerlo, con una nueva entrevista de la sección que inauguramos hace dos semanas: Historia de nuestra vida.

Esta sección recoge entrevistas personales de nuestros residentes dónde nos cuentan experiencias, historias, recuerdos de su niñez, adolescencia, etc. Se trata de una idea preciosa que nos acerca más a ellos y que nos permite conocerlos mejor.

Si te perdiste la anterior a Trinidad Lozano, aquí­ tienes el link.

Pero hoy, la protagonista es Mercedes Peña Bea, de 86 años. Aquí­ os dejamos con ella…

Hola Mercedes, ¿Qué tal? ¿Está bien aquí­ en el jardí­n?

Hola, sí­… aquí­ estoy bien, al aire libre.

¿Ha vivido siempre aquí­ en Barcelona?

No, cuando era pequeña viví­ en Castellón de la Plana aunque mis padres viví­an aquí­ en Barcelona. Al ponerse enfermo mi abuelo, se fueron al pueblo y entonces junto con mis 5 hermanos crecimos allí­.

¿A qué se dedicaba su familia?

Éramos del campo. Tení­amos tierras propias y ganado, y sobretodo trillábamos.

¿Trillar? ¿Y eso en qué consiste?

Pues tení­amos trigo que poní­amos en una era y con la ayuda de los caballos que iban dando vueltas el trigo se iba moliendo.

¿Estuvo muchos años?

Sí­, muchos, pero me falla la memoria, no te sabrí­a decir cuántos.

¿Qué es lo que más le gustaba?

Ir al lavadero. Mi madre me despertaba bien temprano a las 7 y me iba a lavar la ropa a las pilas comunes. Me gustaba ser de las primeras para coger mejor sitio y que no me bajara el agua sucia de personas enfermas. Madrugábamos pero también nos acostábamos pronto.

¿Y lo que menos?

Me gustaba todo menos llegar tarde a lavar.

¿Y las tierras las tení­an cerca de casa?

Las tierras estaban a una hora e í­bamos andando con la ayuda del macho y del burro, pero los animales era para labrar y recoger la cosecha, no para nosotros.

Claro, no les hací­an de taxi.

No, jaja. Hablando de taxis… el que llevaba el coche de Castellón al pueblo vení­a cada dos dí­as y siempre lo esperábamos porque él tení­a una radio. Nosotros no sabí­amos lo que era pero veí­amos que aquello hablaba y nos encantaba. Siempre lo esperábamos… incluso de pequeña miraba por las calles haber si encontraba algo parecido. Lo que hemos pasado…

No habí­an tantas distracciones, ¿pero al final uno se entretení­a de otra manera ¿no?

Sí­, claro. Jugábamos a la cuerda, cosas de crí­os.

¿En qué momento vino aquí­ a Barcelona? ¿Cuando se casó?

No, no, me casé aquí­.

¿Y cómo conoció a su marido?

Sí­, tuve una suerte… un chico maravilloso, buení­simo. Se quedó sin madre a los 4 años. Él pasó mucho porque su padre se iba al campo y nadie lo podí­a cuidar. Yo lo conocí­ aquí­ porque era primo de una tí­a mí­a que viví­a en Barcelona. ¡Qué suerte tuve! era un hombre muy trabajador e inteligente. Mira si era inteligente que trabajaba en una fábrica de gomas, y cuando llegaba el quí­mico a dejar el material él retení­a todos los pedidos y luego sacó todas las fórmulas.

¿A sí­?, genial. ¿Y qué hizo con las fórmulas?

Se estableció. Se puso por su cuenta. Ahora tenemos esos locales alquilados.

¿Y Tiene hijos?

Tengo una hija que trabaja en un colegio y la retiraron con la misión de ir a visitar a personas que necesitan compañí­a, necesitan hablar. Y tengo otra hija, era muy estudiosa e hizo unas oposiciones para hacienda. Son buení­simas las dos.

Y hablando de colegio, ¿usted pudo ir?

No, muy poco.

¿Y qué recuerda del franquismo? ¿Les afectó de alguna manera?

No, pasaban de largo por el pueblo. Nos dejaron en paz. Me acuerdo que habí­a escasez de productos, cambiábamos huevos por sardinas en la tienda del pueblo.

¿Y cuando conoció a su marido cómo se divertí­an?

íbamos al Ateneu y bailábamos ‘el agarrao’ pero acompañados de los padres. Vení­an y se sentaban en un altillo dónde te vigilaban para que no te arrimaras.

Jajaja claro. ¿Y usted ha viajado fuera de España?

No, de Barcelona al pueblo y al revés, tampoco habí­a dinero. Fí­jate, a mi hija la mayor le encanta y ha salido de España pero a la pequeña no.

¿Usted trabajó aquí­?

Sí­, con mi marido. Yo hací­a pelotas, plastelina…

¿Y qué tal era trabajar los dos juntos?

Tení­a sus cosas buenas y malas. Me acuerdo un dí­a que llegó por la casa de noche y me dijo: “Oye, yo no te digo que vengas a trabajar pero si vienes cada dí­a a la misma hora.” Y yo le contesté: “Pero si soy dueña igual que tú” y me dijo: “Pues por eso mismo, porque tienes que dar ejemplo”. Era muy inteligente.

¿Y qué tal está aquí­ en la residencia?

Estoy muy bien, hace de 13 a 16 años, no recuerdo. Aquí­ hablas con uno, te peleas con otro… te lo pasas bien. Hago las actividades, me gustan. Además, cada semana vienen a buscarme mis dos hijas y vamos a la torre que hizo mi marido aquí­ cerquita dónde hay piscina y un pequeño huerto. Tengo unas hijas maravillosas.

Seguro que sí­ Mercedes, igual que usted, ha sido un placer.

Historia-de-nuestra-vida-mercedes

Otra entrevista más que nos ha encantado compartir con vosotros. ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? Nos podéis dejar el comentario aquí­ abajo.

Que tengáis un feliz fin de semana.