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Historia de nuestra vida: Trinidad Lozano Quiles

Historia de nuestra vida: Trinidad Lozano Quiles

17 de 07 de 2015

Hoy es un dí­a muy especial para nosotros porque inauguramos una nueva sección de este blog: historia de nuestra vida. Como ya sabrás, desde febrero puedes…

historia-2Hoy es un dí­a muy especial para nosotros porque inauguramos una nueva sección de este blog: historia de nuestra vida.

Como ya sabrás, desde febrero puedes encontrar aquí­ información interesante acerca del cuidado y bienestar de nuestros mayores. A este tipo de artí­culos con temáticas variadas como son la alimentación, terapias, cuidados especiales, intereses, etc. le sumamos la sección más entrañable y personal de todas dónde nuestros residentes tienen más protagonismo que nunca.

Se trata de una sección con formato entrevista dónde descubriremos aquellas anécdotas, curiosidades y vivencias de nuestros residentes.

La protagonista de la primera entrevista de Historias de nuestra vida es Trinidad Lozano Quiles (77 años). Esperamos que disfrutes de su historia igual que nosotros…”‹

  • Hola Trini, qué calor. ¿Cómo está?

 Estoy un poco dolorida de las piernas pero esta mañana he estado haciendo gimnasia aquí­ en el patio con el resto.

  • ¡Anda!, ese acento no es catalán. ¿Dónde nació?

 Yo nací­ en Lanjarón, Granada. ¿Lo conoces? ¿Lo has oí­do nombrar? Por el agua y el balneario se conoce… Estuve hasta los 20 años.

  • ¿Entonces pasó toda la niñez y adolescencia allí­. ¿Cómo era su vida en Lanjarón?

 Viví­a con mis padres y mis hermanos. Eran adorables, muy buenos. Tení­an un cortijo muy grande que se llamaba La Colonia y allí­ trabajábamos todos. Éramos 7 hermanos.

  • ¿Y cómo se repartí­an las tareas?

 Mis hermanos trabajaban en el campo y nosotras con los animales y en la casa. Con mi hermana cuidábamos los animales y en el tiempo de la aceituna nos encargábamos de la cosecha, tení­amos muchí­simas. En verano también tení­amos almendras y las recogí­amos. La verdad es que tení­amos de todo y eso luego lo vendí­amos a los representantes que compraban los productos y las aceitunas al molino.

  • Seguro que madrugaba muchí­simo.

 Siempre habí­a trabajo. Nos levantábamos pronto, aunque en el tiempo de la almendra antes, para recogerlas con la fresca. Nos tirábamos 2 o 3 meses recogiendo aceitunas. Allí­ te poní­as a trabajar cuando salí­a el sol y cuando se escondí­a nos recogí­amos en el cortijo.

  • ¿Qué era lo que más le gustaba hacer?

 Me gustaba hacer de todo, era muy trabajadora y como me encontraba bien, hací­a de todo. Me encantaba recoger aceitunas. Aquello era precioso, de pelí­cula, y disfrutaba mucho. Me encantaba cantar mientras recogí­a las aceitunas.

  • ¿Y algo que no le gustara?

Pues recoger la almendra por el calor que hací­a y los pinchos que tienen. Pero se hací­a igual…

  • Con 7 hermanos no se aburrí­a…

 Qué va, cuando éramos pequeños jugábamos al escondite y al pilla-pilla, nos metí­amos por dentro del cortijo, nos encantaba estar allí­.

  • ¿Y pudo ir al colegio?

 Fui pero poco porque tení­amos que cuidar a nuestros sobrinos. Tení­amos otras responsabilidades y aprendí­ a hacer de todo muy joven.

  • ¿Y ustedes vivieron el Franquismo? ¿Cómo recuerda aquella época?

 Nací­ en la posguerra: en el 37… y sí­ que influyó pero lo recuerdo poco tiempo. Era pequeña y mi madre tení­a la cartilla para recoger las raciones. Me acuerdo de un pan malí­simo que daban pero mi madre compraba uno blanco y tierno de estraperlo para los más pequeños de la casa. La verdad que comí­amos muy bien porque nosotros criábamos animales y tení­amos de todo: trigo, cebada, fruta y tení­amos alimento para todo el año. También matábamos 3 cerdos y con eso imagí­nate…

  • ¿Y cómo terminó en Cataluña?

 Por mi marido. Lo conocí­ allí­ de pequeños, nuestras familias eran amigas. Luego salí­amos al pueblo a pasear y al cine hasta que fue a hablarles a mis padres, a decirles que me querí­a… y entonces decidimos casarnos. Tuvo que hacer la mili en Gerona y mientras preparó un piso aquí­ en Cervelló para cuando nos casáramos y me viniera con él. Tení­as que haber visto el piso… ¡qué precioso!. Él era muy bueno, muy trabajador. Y así­ terminamos aquí­.

  • ¿Y cómo fue su llegada? ¿Cómo la recibieron?

 Muy bien. Pagábamos el piso de alquiler y yo querí­a ayudar también así­ que empecé a trabajar aquí­. Trabajé haciendo faenas en las casas. Me acuerdo que la gente me querí­a mucho, me acogieron muy bien aquí­ en Cervelló. Era jovencita y me querí­an mucho, yo también a ellos. Luego con los años trabajé en una fábrica de bañadores. Yo era bordadora.

  • ¿Así­ que aprendió a bordar en Lanjarón?

 Sí­, trabajábamos con los bastidores y me encantaba. Me enseñó la profesora y después aprendí­ en el taller. Aprendí­ todo muy pronto.

  • ¿Y preferí­a bordar o trabajar en el cortijo?

 Bordar. Bordábamos blusas para las extranjeras a las que les gustaban mucho las flores.

  • ¿Aquí­ pudo bordar?

 Sí­, pero lo mí­o…

  • ¿Y tuvieron hijos?

 Tuvimos dos niñas y un niño. Siempre tuve compañí­a de mi familia en cada nacimiento.

  • Vivir lejos de la familia es duro.

 Sí­, pero mis hermanos fueron viniendo. Aquí­ tengo al pequeño y a mi hermana, aunque los dos mayores fallecieron. Los voy a visitar cuando puedo porque están pachuchos, me llevan mis hijas.

  • Habiendo todos nacido y criado en Lanjarón acabaron juntos aquí­.

 Sí­, es muy bonito… todos juntos. Y mis padres también vinieron cuando no podí­an estar solos. Al principio vivieron con nosotros y luego les pusimos un piso a ellos, entre todos. Y les compramos lo que hací­a falta. Estuvieron muy bien. Todos hemos sido muy trabajadores, todos muy buenos, muy buenas personas.

  • Antes me ha comentado que cantaba. ¿Qué le gustaba cantar?

 Las canciones que sacaban, las que oí­amos en la radio. Salió Antonio Molina, Juanito Valderrama… también í­bamos a bailar.

  • ¿Y cómo eran esos bailes?

 íbamos con los amigos a bailar a casa de los padres de uno, a casa del otro… y así­ nos divertí­amos. Lo pasábamos genial. No eran bailes fuera de casa, todos recogidos entre amigos.

  • Qué divertido. Huele a paella… ¿Qué comida rica recuerda con más cariño de sus años en el cortijo?

 Me gustaba comer de todo pero de allí­: los pimientos con patatas cogidos del campo, bien tiernos.

  • Claro… no como las patatas y pimientos de ahora…

 ¡Qué va!

  • ¿Cuánto hace que está en la residencia?

 10 años.

  • ¿Y cómo está? ¿Qué le gusta hacer?

Bien, me encuentro pachucha pero estoy bien. Me encanta pintar, colorear dibujos que me dan. Hay un mural con dibujos mí­os y tengo una colección nueva hecha, ¿la quieres ver?

Por supuesto, charlar con usted ha sido un placer. Deme dos besos.

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